Entradas populares

martes, 6 de noviembre de 2018

(Na) Cimiento

Señora, he atrapado un pájaro.
He atrapado un soneto volador,
una palabra muda arrojada al vuelo,
un pajarillo con su plumaje apenas floreciente,
apenas consistente en humo.
Qué he de hacer con él,
¿Qué voy a hacer con él?
Con la fragilidad de su cuerpo casi muerto
que toca la vida desde una profundidad imposible de muerte.
He atrapado un pájaro,
un pájaro bebé arrojado con violencia de su nido,
cayendo sobre mis manos,
horadándolas en un abrir y cerrar de ojos.
Y yo que no sé,
no sé, nunca he sabido,
no sé qué hacer con este pájaro,
no sé cómo apartarlo de mí,
no sé cómo cobijarlo o soplarle palabras,
o cómo dejarle morir.
Señora, he atrapado un pájaro
o él me ha atrapado a mí,
yo no sé...
Caminaba tan solo de noche,
tan solo de noche respirando agitadamente el silencio,
y las estrellas de plata hacían de mí un pequeño fantasma,
paseándose invisible por recodos imposibles
en donde la memoria no existe porque no hay olvido.
Yo llevaba sobre mí una corona de dagas
y distraída nadaba en la noche,
aleteaba,
buscaba poder salir.
Caía todo el peso de la oscuridad sobre mis hombros,
se impregnaba en mi piel como sustancia viscosa.
Y he pasado...
He pasado llorando junto a un árbol,
no era el único, pero este me pareció el más bondadoso,
siendo en realidad el más despiadado,
y lo abracé con tantas lágrimas congeladas,
le pedí que me llorara o me dejara caer.
Le pregunté por una historia,
le pregunté por un ser.
Le hice preguntas que no sabía pronunciar.
Y le pedí, le supliqué...
No sé si era amor o consuelo o algo más acá o más allá.
Si hubiese tenido manos, le habría pedido estrechar una de las suyas.
Pero no ha contestado
y me ha arrojado un pájaro,
un pobre pájaro,
así de la nada,
sobre mis manos abiertas heridas.
Y ahí lo depositó como desecho del mundo,
lo escupió sobre mí,
lo expulsó sobre mi cuerpo extraño.
Señora, yo no quería,
pero no he podido más que atraparlo
por miedo a dejarlo caer tan simplemente,
por miedo a caer con él.
¡Señor-a! Atrapé este pájaro y me ha destrozado el alma
¿Qué voy a hacer?
¿Qué puedo hacer?
¿Cómo le explico la caída triste de su vida entera,
en espiral,
pero en línea recta hacia la ausencia total?
Es demasiado frágil
y mis manos tan solo son de agua,
no puedo aferrarlas a mi cuerpo,
no puedo darles una dirección
o sostenerlas en la vida.
¿Qué haré con este pájaro?
¿Qué me ha hecho él?
Señora, cae la noche sobre mi cabeza confundida,
la tristeza hace nidos y los destroza pronto,
y no tengo dónde ir...
No tengo madre ni padre,
no tengo nudos que me amarren más al mundo,
no tengo bocas que hablen por nosotros,
huérfanos estamos y el hambre se nos cuela en las entrañas.
Ha caído este pájaro y me aguijonea el miedo,
ha caído de golpe y yo solo he recibido el estruendo distraída...
Si yo no sé cómo vivir ¿Cómo sostendré a este pájaro,
imprudente, balancéandose sobre mi miedo,
sobre mis dudas
y pidiendo que me transforme en un refugio?
Los árboles tenían corazas
y nosotros teníamos piel,
pero nada de eso está escrito.
¿Cómo voy a mantenerme firme, si me tiemblan las piernas
y el respiro se me difumina antes de nacer?
Señora,
he atrapado este pájaro...
y me ha dejado más huérfana de lo que estaba antes sin él.
Me ha condenado a una ausencia que no cesa,
que no calla,
que perdona solo cuando he perdido ya toda posibilidad de resistir.
¿Qué voy a hacer?
¿Qué puedo hacer?
El miedo sopla en mi nuca,
pero no quiero ya dejarle caer.
De algún modo me nace, se nace, se re-nace...
Un cimiento,
Una forma de red...
Una red de entrañas,
De historias tejidas sobre nuestros vacíos
Y se transforman en telas de araña,
En cuentos entretejidos.
Yo no sé.
Me ha nacido un cimiento.
Me balanceo y sostengo.
Me voy cayendo y na-na-na- cimiento.
Yo no tengo manos, pero tengo palabras.
Yo no tengo certezas, pero tengo dudas.
¿Qué haré con este pajarillo?
¿Qué me ha hecho él?
No quiero ya dejarle-dejarte-dejarme...
Caer-caer-caer.
Ser, ¿Qué sustancia extraña te conforma?
El pájaro tiene alas y yo tengo raíces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario