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domingo, 5 de noviembre de 2017

Dolorem Corporis

Cuerpo...
Cuerpo de la obra, cuerpo del libro, el Cuerpo de Cristo, cuerpo de la investigación,
cuerpo de Bomberos, cuerpo y materia, cuerpo del deseo, Corpus Christi,
cuerpo lingüístico...cuerpo del pecado...corpus delicti.
Cuerpo...¿Quién eres en este espacio de silencios que caen
como dagas invisibles sobre mi débil cabeza?
¿Qué eres cuando me caminas, cuando me respiras,
cuando me habitas, cuando me estremeces?
¿Cuando me dueles y me retuerces sobre la cama, con cálidos espasmos de soledad,
con dulces aspavientos de muerte?
¿Dónde habitas, dónde duermes, dónde triunfas, dónde pierdes?
¿Acaso triunfas en serio?
¿O contigo todo es decadencia, desgaste sucesivo, melodía callada,
precipitado bajar por un acantilado hacia la muerte?
Cuerpo, hasta tu nombre me parece extraño,
como si fueses otra cosa, otra yo, otra cara, otro destino.
Te apareces lejano frente a mi reflejo
y tu vida es una vida que no me pertenece,
que no conozco ni desconozco.
Ni siquiera diría que eres mío...ni siquiera si supongo que eres yo...
¿O qué eres? ¿Una cárcel? ¿Un envase? ¿Un hogar?
¿Una cáscara? ¿Un habitáculo en hacinamiento? ¿Un títere?
¿Tal vez un vehículo? ¿Quizás un medio?
¿Un osado amigo donde reposo mis experiencias y despego los pies del suelo?
¿O eres este dolor espantoso,
indecible, intransfigurable...que me atrae de golpe hacia la tierra
y me choca los huesos hasta quebrarlos con estruendo de derrumbe?
Creí avanzar entremedio de la gente
y allí vi que se me caía un brazo,
que se caía así no más, como si fuese nada. Como si fuese todo.
Como si fuese un retazo de tiempo, agujereado por nuestra humanidad desvencijada,
finita, cruda..brutal.
Me dueles como solo pueden doler las cosas bellas,
pero tu imagen se me va esfumando en odios y esclavitudes.
Se me va en médicos y hospitales,
en camas y buses,
en comidas y pérdidas,
se me escapa entre la vida o yo me escapo de ti entre la muerte,
o no...no, no, no...estamos atrapados el uno por el otro,
condenados a una existencia conjunta de anudaciones incógnitas,
pinchazos en el pie, migrañas,
dolores de espalda, fracturas, septicemia,
dolores de muelas, enfermedades bacterianas, sordera,
pérdida de vista, vulgares resfríos...vejez...Vejez...
A este sinfín de días y noches,
meses y siglos,
segundos y vacíos...
donde tu presencia se me aparece como un alma en pena al borde de mi cama,
un estruendo en medio del sueño,
igual que una hoja de papel que es arrancada de cuajo,
o un platillo de porcelana que es arrojado con rabia desde un piso 23.
Cuerpo...cuerpo...cuerpo...
No sé quién eres ni dónde existes...
Eres como una presencia de la falla,
una ausencia presente,
un pecado mortal de imaginarme que no eres.
Como si pudiera ser yo.
Imaginarme que no palpitas,
que no funcionas como una maquinaria lúgubre que se pudre de a poco mientras vive.
Figurarme que no expeles un olor a existencias cotidianas,
a remordimientos y supuestos pecados,
a desechos de momentos que no hacen más que metabolizarse y volverse eternos.
Aécipite, et  comedite: Hoc est Corpus meum.
Y escupí mis intestinos mientras trataba de oler una flor,
vomité mis pulmones en un charco de sangre y palabras,
expulsé mi hígado en una borrachera,
se me cayeron los pies bailando,
se me reventaron las manos escribiendo una nota suicida.
Subí las escaleras y se me fue desmembrando el cuerpo,
me fui haciendo pedazos...me iba cayendo parte por parte.
Se me astillaron las rodillas,
sonaron los huesos cuando se iban despegando de sus articulaciones,
se me desprendió la cabeza leyendo una tesis,
se me cayó el pelo y los ojos de puras preguntas.
Un día me levanté de la cama y en el colchón se quedó pegada mi columna...
Traté de sostenerme en pie y salir...pero qué muñeca más estúpida quedó tirada en los parques de Santiago...qué piel más nauseabunda es la que llevo a cuestas...como máscara...como casa y llegada. Fin y paréntesis.
Cuerpo...y te me escapas entre los recovecos del pensar y del sentir,
te me pierdes humoso y apareces de golpe para recordar un dolor de amor.
Cuerpo...cuerpo, cuerpo...
Te derretí encarcelado por un deseo,
te sentí estremecer en compañía de otro,
palidecer tu figura de tejidos de adn,
crepitar tus sistemas con la promesa de un chocolate a las tres de la mañana.
Me dueles, me vives, me mueres...
Le das consistencia a un sentido del absurdo.
Y acaso no seas tú mi cuerpo, sino que yo sea el tuyo,
acaso te me presentes tierno un día,
frente a un ataúd,
material y crudo como vivir la vida misma.
Memento mori...
¿Quieres traerme contigo este reservorio de vivencias,
de momentos desarticulados,
de historia pseudobiográfica sin hilo conductor?
¿O es que soy yo quien te golpea cruelmente hasta hacerte desaparecer?
¿O es que soy yo la que te desprecia cada mañana cuando me saludas con un bostezo?
Castigo corpus meum.
Extraño, amigo mío...extraña yo de ti,
de las palabras, huyendo de la vida y del reflejo propio.
Me he querido desgarrar el nombre.
Te he visto morir, volar, llorar, enfermar,
caer cansado, rendido hasta el paroxismo de la locura.
Sobre ti aplastan los recuerdos más que cualquier otra cosa en el mundo.
Sobre ti la psique queda como pequeñas agujas que atraviesan cada núcleo.
¿Quién eres? ¿Qué eres por fin?
¿Cómo llegaste a encontrarte conmigo?
¿Cómo llegaste a prometerme esta fidelidad asquerosa?
O me dejas tú o te dejo yo. O nos dejamos ambos.
O nos abandonamos a un placer sin límites,
a un dolor infinito que se va inscribiendo en nuestra piel.
Que se nos cuela en los ojos...y nos ponemos amarillos...
Que se nos enreda en los músculos y nos damos calambres...
O se nos llora y arrastra por las calles,
se nos llora profundamente...y nos desaparecemos, sumergidos en esta humanidad desolada,
en esta humanidad pobre y frágil en su sufrir de milenios.
Me queman por dentro tus palabras, tus palabras al borde del lenguaje...
Me punzan tus historias sin frases sobre la carne.
Yo te he amado y te he odiado lo suficiente.
Lo sabes...lo llevas grabado en cada una de tus células,
lo llevas cuajado en el líquido encefalorraquídeo.
Tú sufres, yo sufro...
¿Quién podría creer esta relación tan estrecha de odios y miserias?
Soy un cuerpo. Tengo un cuerpo. Me tiene un cuerpo...
me destroza desde dentro, por dentro, hasta dentro...Habeas corpus.
Me atrapa un dolor de certificados médicos...
Me atrapas en un dolor indecible,
en recuerdos escapándose de la línea corporeo-temporal...
Y me rindo aquí. Me rindo...
Ya me has amado demasiado.
Ya me has llevado a cerrarte los ojos...
Corporis mei contremuerunt,
cuerpo que me has de temblar,
corpus tempore forte absorbeatur,
cuerpo que serás tragado por el tiempo...
Cuán dubitativa me siento a sentirte...cuánto miedo y amor hay en esta esquina.
Cuán lejos te me acercas y me susurras secretos de voces agonizando sin sonidos.
Corpore mortis huius...
Cadáver agazapado sobre el papel.

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