El oso sigue encerrado dentro de su jaula.
Lo veo desde este subterráneo oculto y pienso en que sería mejor que a ambos no nos importara nuestra soledad.
Quizás…ambos deberíamos perder la razón de una vez y dejarnos caer en el espacio infinito de un día, sin sentir algo.
Llegar a ese momento en que quizás ya nada importa y por eso se es feliz, con lo que se tenga, donde se esté, como se esté…aunque solo exista en nuestra mente.
Pero el oso mira hacia afuera con el alma en la punta de su nariz redondeada.
Quizás mañana nos consolemos mejor, me digo, mientras salgo del zoológico y me voy a cualquier parte.
Una vez…cuando era niña, me pregunté por qué desde siempre nos preguntan qué queremos ser cuando seamos grandes. Por qué debemos ser algo, por qué debemos contestar algo, por qué debemos levantar la mano y esperar nuestro turno para hablar, por qué tenemos que visualizarnos en ese futuro tan incierto, por qué tenemos que pasar horas y días y años y siglos…enteros…dibujando ese futuro hasta que ya no podamos más.
¿Me dejarán desaparecer mis fantasmas? ¿O tendré que hacerlos desaparecer yo? Quizás la vida nunca fue como la describieron y me pasé años creyendo que tenía que llegar a ser alguien, sin darme cuenta de que uno ya es alguien cuando trata de serlo, y que solo te pasas horas borrando ese rostro y construyendo un castillo de naipes. ¿Y ahora...qué se supone que se debe hacer?
De tanto dibujar siento que soy un montón de retazos y bosquejos inconclusos, viviendo montones de vidas por un tiempo…quitándome un trozo enorme de papel y anexándome otro que no concuerda, como un monstruoso collage de futuros muertos.
Me detengo y miro a mi alrededor. ¿Será bueno detenerse mientras todos siguen corriendo?
Todo parece tan irreal desde este punto estático en donde me detengo en mitad de la calle y los veo correr cada vez más rápido, cada vez con más fuerza, cada vez con más energía, en diferentes direcciones…como si el mundo se transformara en un enorme reloj frenético y hambriento de más tiempo, mientras yo me siento sobre una ruptura en donde el reloj decidió dejarse caer y expirar.
Expirar. Aunque el tiempo jamás expire. Aunque sepa que un día alguien me empujará de esa ruptura y tendré que volver a correr con la misma fuerza, con la misma velocidad, con la misma angustiante agonía de sentir que ya no puedes más.
Y estoy cansada. Es eso. Estoy agotada, sentada en este espacio indefinible, tratando de captar a grandes bocanadas un poco de aire, tratando de ordenar con claridad y coherencia las fotografías que flotan en mi mente, enfermizamente confusas… ¿por qué las historias que inventamos tienen que ser más coherentes que la vida real? ¿Por qué cuando escribo esto me obligo a darle sentido, siendo que nada lo tiene a mí alrededor?
Un día me gustaría llegar a tener claras las cosas, en serio. Me gustaría entender. Entender tantos por qué que se han incrustado por todas partes, como pequeños trozos de metal, y que me rasgan hasta que ya nada quede de mí, si es que aún queda algo.
Y… ¿Quién soy? ¿Quién?
¡¿Quién?!
Sustancia. ¿Qué es la sustancia? Dicen que son unos dulces que se venden por ahí. Esencia. ¿Qué es la esencia? Esencia de vainilla. Brocoli. Coliflor. Picaflor. Una casa. La casa en donde vives. La casa de roca y muro de cemento. La casa de Chile. La casa de los abuelos. La casa de los tíos. La casa de una persona que te cae mal. La casa de tu profesor, ese profesor en específico, a la que te encantaría lanzar huevos algún día. La casa de ti mismo. La casa móvil, esa que llevas a todas partes sin darte cuenta. ¿Qué es una casa? ¿Qué es un hogar? Welcome, dice la alfombra comprada en una tienda perteneciente a una multinacional. Hay otras 100 iguales en diferentes colores. ¿Quién eres tú? ¿Qué eres tú? ¿Qué hacemos aquí?
El oso se levanta y me mira desde donde está. ¿Me mira realmente? ¿Acaso sabe que lo estoy observando? ¿Sabe que lo he estado visitando todos estos días…a él…solo a él?
Quizá solo me gusta pensar eso. Quizá si él supiera que aquí estoy, no como los otros que vienen todos los días, entendería que estoy tan encerrada como él, aunque puedo merodear por tantas partes como quiera.
El cliché podría desaparecer arrastrándome con él hasta un abismo de libros quemados, pero es la verdad. Así tal cual. Aunque a veces la verdad suene a cliché. Aunque a veces suene a mentira o a basura. Aunque a veces sepa a sangre.
Me gustaría saltar desde el punto más alto de la primera frase que escribí en una página en blanco en un día cualquiera.
Volar parece tan sencillo. Dejarse caer parece tan sencillo.
-¿Entonces te ha gustado llegar a estudiar tantas carreras en tan poco tiempo?- dice él, curioseando las fotografías que tienen la misma cara jugando a diferentes vidas.
-A veces sí, otras veces no.- dice ella, despedazando con brusquedad el papel que envuelve un pequeño chocolate amargo.
-Pero... ¿por qué?- carraspea, porque no sabe cómo formular la pregunta.- ¿Te aburres de ser alguien o algo por un tiempo y decides ir por otra cosa? Quiero decir...cuando eras psicóloga te aburriste de serlo y fuiste por otra cosa ¿es eso?
-Creo que...quizás nunca quise ser ninguna de esas cosas. La verdad es que tenía conocidos, amigos, amantes...personas increíbles que fui conociendo y que tenían una idea de lo que hacían con sus vidas y eran felices. -suspira.- Siendo sincera no quería ser ninguno de ellos, pero sí quería la felicidad que ellos tenían, por eso perseguí sus carreras y usurpé sus vidas por un tiempo y a mi manera.
-¿Y fuiste feliz en alguna de ellas?- dice él, mirándola fijamente.
-Realmente no.- dice ella con una sonrisa.- Ahora entiendo que...tenía que encontrar esa felicidad, o esa alegría (siendo más realista, porque la felicidad no existe como creemos conocerla) que yo inventara de la forma en que a mí se me ocurriera...y quizás...ser algo imperfecto, bien imperfecto, pero que me calzara a mí y a nadie más.
-¿Y qué es? ¿Qué serás entonces?- dice él.
-No lo sé. Tengo que buscarlo otra vez.
Otra vez.
Otra vez.
¿Cuántas veces llevas ya?
Más de las que crees.
Resulta que ahora me pides que explique todo. Que…sobre este sillón blanco y blando, te cuente acerca de mi vida como si las cosas fuesen tan sencillas, como si pudiera ir a desenredar toda una madeja gigante de millones de cauces de colores que ya no recuerdo.
¿Y por qué llegamos a ser lo que somos? ¿Cómo…a través de qué caminos y de qué historias llegamos a ser lo que somos? ¿Cuántas tumbas tendríamos que desenterrar para averiguar de dónde empezamos a dar el primer paso?
No sé cuántos retazos de tela abstracta tendríamos que buscar.
No sé cuántos retratos de mí misma tendría que recuperar para entenderlo yo…menos aún podría explicártelo a ti. Un día…sin darme cuenta, decidí borrar todos los dibujos que me parecían tristes y me quedó un vacío.
Ya no tengo la memoria de esos días.
A veces intento recuperarla para saber quién soy y por qué, pero es tarde.
Lo que se borró, ya está borrado. Simple y llanamente.
¿De qué se trata esto?
¿De qué hablábamos?
Ahh sí…clases de Teatro. Trabajo de imitación corporal de un animal.
-Se supone que debes ser el oso. No identificarte con el oso emocionalmente, no entender al oso, no compadecer al oso, no humanizar al oso…quiero que hagas una traducción física del oso con tu cuerpo humano. Quiero que al verte yo sepa que tú eres el oso sin que te vea imitando al oso. Quiero ser capaz de ver el oso en ti sin tener que racionalizarlo, sin tener que encontrar los elementos separados y unirlos en mi mente.
Sé el oso.
Pero…bueno, ¿Cómo se es un oso? ¿Cómo se es un humano? ¿Cómo se es algo o alguien?
¿Cómo se puede estar aquí dentro sin querer salir y gritar?
¿Cómo se puede estar aquí afuera tratando de sujetar todas las fibras rotas de una caja de cristales suspendidos que tratan de permanecer sólidos, sosteniéndose apenas con un hilito minúsculo que se sujeta de raíces difuminadas?
Voy a tratar de saltar tantas veces como me sea posible, hasta que decida tocar el techo de esta habitación…hasta que mis pies se vuelvan de plumas tan ligeras que ya nada pueda sostenerme sobre este suelo tan fragmentado.
Voy a tratar de apoyar mis manos contra el suelo, bien extendidas las palmas, con las piernas hacia atrás, apoyándome sobre los dedos de los pies…como si mi cuerpo fuese una tabla que resistiera el peso de tantos sueños que he tenido. Voy a tratar de tocar el suelo con mi corazón, sin dejar de resistir.
Voy a tratar. Tengo que tratar.
Ahora…déjame, deja que mire a mí alrededor. ¿Qué hay detrás de todos estos ojos que caminan y sienten? ¿Qué hay detrás de todas estas manos que se pasean por las calles tecleteando en sus mundos de cristal y construyendo pompas de jabón que tienen más peso que la realidad?
Me gustaría saberlo, pero realmente tengo que encontrar otras cosas que he perdido.
¿Qué cosas eran? ¿A dónde íbamos? ¿Dónde vivíamos hace 3 años? ¿Qué significa este tiempo, este espacio, este rincón de momentos congelados que se entremezclan sin dejarme pensar?
Parece que cuando veo en el fondo de la taza repleta de té veo a una persona que tiene mi rostro, pero que dice cosas que jamás hubiese dicho yo.
Parece que hubiera millones de otras, millones de “yos” que me andan buscando para ajustar las cuentas pendientes de las promesas rotas.
Parece que la palabra identidad se diluyó en un montón de ropa sucia y manchada de un grisáceo oscuro con ínfulas de intelectual.
Parece que ya no sé de qué hablo, ni qué siento, ni qué hago…no sé qué contestar cuando me lo preguntan…y es que…la verdad de todo es que me paso flotando en un espacio vacío la mayor parte del tiempo, tratando de no recordar, tratando de ser indolente, porque ya me cansé de que puncen todas las preguntas sin respuesta.
¿Cómo dices que se llama eso que nos falta? ¿Comunicación? ¿Comprensión? ¿Amor?
Ya olvidé qué significaban esas letras cuando se juntaban de la forma “correcta”.
Y el oso está inquieto. Sí, está inquieto.
Está furioso. Está cansado. Está muerto por dentro y por fuera, quebrado de todos los puntos que anexan la vida real y la vida falsa.
Nada tiene sentido. Nada causa realidades. Nada se llena de tanta fuerza para poder decir algo que realmente palpite cuando ves a esa gente que antes parecías conocer, que antes parecías querer con locura.
Me pregunto si puedo abrir esta jaula y cambiar de lugar. Quizás ambos podamos entender qué hacemos aquí si salimos de aquí. Quizás ambos, yo y oso, podamos enojarnos hasta lograr decir algo, hasta dejar de mirar a través de los barrotes, con la nariz húmeda de tanto pensar, de tanto recordar, de tanto vacío junto…de tantas ganas de saber qué pasó y en qué momento nos hicimos esclavos de nosotros mismos y de los demás.
Entonces…lo veo. Puedo verlo. Aquí estoy yo, justo en el momento exacto y en el lugar exacto. Le guiño el ojo al oso y él hace lo que sabe que tiene que hacer.
Cambiamos de lugar. Nadie lo nota. Nos dirigimos una última mirada furtiva.
Se supone que él debiera dirigirse a mi clase de actuación y sacar una buena calificación, o al menos una opinión decente. Pero no lo hace.
¡¿Qué estás haciendo?!
Me vuelve a mirar con sus ojos pardos. Ohh…sí…él sabe lo que hace. Él sabe que con ello derriba otro muro. No es más oso. No es más humano, no es más yo, ni yo soy oso…la verdad es que los dos somos uno y hemos logrado no existir. La verdad es que los dos estamos atados en un estado de búsqueda, un estado en donde los caminos son invisibles, aunque sabes que están ahí. Tienes la certeza y da igual que te lo discutan todas las razones existentes.
No hay jaula. No hay oso. No hay visitantes. No hay clase de actuación. No hay nota o aspiración. No hay llanto, escondida en el baño para que nadie me vea. No hay cuchara, no hay semáforo, no hay metro, no hay escaleras…no hay espejo, no hay miradas, no hay…
¿Y dónde estás?
Escribiendo…solo entonces el mundo es tan realmente nuestro que nada puede detenerse…solo después de eso, el mundo real parece tan tranquilo y tan apacible…como si pudiéramos hacer de todo y no sucumbir nunca.
Oso, por fin, eres libre…
Saludos!! Buen dibujo ;D... Nuevamente me sentí identificado, me acorde cuando quería ser paleontologo o astrónomo jajsjsjsj ... bajo mi opinión, finalmente seremos personas guiadas por nuestros intereses los cuales serán bombardeados por la sociedad en que vivimos llegando a ser lo que esta quiere de nosotros, respecto a la película estuvo super interesante!!!, me gusto, no la conocía y eso que era del 2009, es sorprendente lo que puede hacer una decisión en cualquier punto de nuestras vidas y como afecta en el futuro.
ResponderEliminarGermán, qué genial que hayas visto la película. Da para pensar ¿cierto?
ResponderEliminarCon respecto al escrito...me alegra mucho que te hayas identificado y que ta haya gustado el dibujo :) De todas maneras, yo enfatizo que uno siempre está en conflicto en cuanto a ser lo que uno es, porque definirse en sí es un proceso de construcción constante y jamás acabado. Como hemos dicho antes: la búsqueda sigue y jamás termina. Eso es lo más caótico, lo más desesperante, pero también lo más bello de nuestra existencia.